23 diciembre

49. «La avicultura en la Montaña» por Pablo Lastra y Eterna


Según prometimos en nuestro artículo anterior, vamos a empezar la reseña de las granjas avícolas en la Montaña por la de la ilustre escritora doña Rosario de Acuña.

Al otro lado del Alto, allá, en el lugar de Cueto y muy cerca del faro, tiene su acreditada granja. En aquella soledad, dedica, de las veinticuatro horas que el día tiene, cuatro al reposo y las demás al cuidado de sus gallinas, de sus patos y a la propaganda de las aficiones avícolas, quedándola aún tiempo para proseguir sus campañas filosófico-sociales que con tanto afán son leídas en El Cantábrico.

Gallo y gallina del Prat (La Avicultura Práctica, Areyns de Mar, noviembre de 1896)

Pero concretándonos solo a su labor avícola, como es nuestro objeto, prescindamos por un momento de la mujer eminentemente ilustrada y de grandes conocimientos científicos, para estudiar nada más lo que nos sirve para fomentar la avicultura en nuestra querida tierruca.

Alejada del bullicio del mundo y buscando un retiro que oculte a su vista las pequeñeces y mentiras de la actual sociedad, cuya vida ficticia no puede halagarla, consagra su existencia al cultivo de las hermosas razas productivas que le alegran con sus cantos y la dan rendimientos económicos.

Desde luego hemos de consignar que en principio no eran sus parques lo que hoy son. Empezó por el principio, es decir, por poco, para ir desarrollando la industria con mucho acierto y presentando al mercado paulatinamente los productos finos a que el público no estaba acostumbrado.

Al revés de lo hecho por otros industriales que implantaron el negocio en las peores condiciones pues creyeron hacerse ricos con las razas del país, ella cultivó las razas más estimadas en Europa por sus condiciones de carne y postura.

Las gallinas de carne amarilla están desterradas de su casa; sólo viven en ella las de carne fina y blanca; de gusto exquisito y de gran puesta, como son: la castellana negra, andaluza propiamente dicha; la célebre y tan recomendable Prat, la gigante Brahma y la gran raza de lujo y producto andaluza azul.

Con tan escogidos elementos, con sus cuidados y con su pericia en la ciencia avícola, los resultados no se hicieron esperar. La producción fue en aumento, viose incapaz de consumir tan enormes productos y los lanzó al mercado. La aceptación que han tenido lo prueba el público, que compra constantemente los pollos y huevos de tan hermosas razas.

La verdad y la razón se han abierto paso entre la ignorancia del pueblo que no creía que una gallina de estas razas era capaz de devolver a su dueño el importe de lo que consumían en su alimentación.

Poco a poco, han ido transformándose los gallineros de toda la provincia y confiamos que en breve tiempo se desterrará de la Montaña, para siempre, esa raquítica gallina común, voraz y revoltosa incapaz de producción remuneradora de los gastos que ocasiona, para dar paso a las verdaderas razas de producto, que con tanto esmero se cultivan en los parques que nos proponemos reseñar.

Los precios algo elevados de las razas ponedoras y de sus productos, no están, sin embargo al alcance de todos los que desearan renovar sus gallineros, pues lo que vale cuesta y es natural que el precio de una gallina que pone ciento cincuenta o ciento setenta huevos no ha de ser lo mismo que el que alcanza en la plaza una asquerosa gallina de esas que nos traen de Galicia, León y de otros pueblos los industriales que venden al menudeo.

Sin embargo, doña Rosario de Acuña ofrece raza mixta de todas las que posee, cruzadas en libertad, es decir, que la renovación de la sangre es constante y las cualidades de los productos recomendables en extremo, por reunir las mismas propiedades de las razas puras en calidad de carne y postura.

Jamás recomendara yo los cruzamientos para perfeccionar la raza, pero sí para obtener productos de gran talla y de gran producción de huevos, cuando –como es el caso presente– es tan fácil renovar la sangre, pues en esta granja puede obtenerse, sin aumento de precio, un huevo de raza pura en la docena de los de razas cruzadas.

Además de los hermosos ejemplares de gallinas que hemos descrito, existen en la granja de la señora viuda de Laiglesia, patos del país y los gigantes de Ruen, que a su buena aclimatación y rusticidad añaden su gran postura y exquisita y abundante carne. Cruzados con los comunes producen individuos de gran talla y buena carne.

Tales son, a grandes rasgos descritos, los productos que nos ofrece esta granja, siendo su especialidad las razas cruzadas para producción de huevos, cuyo peso oscila entre setenta y cinco y ciento diez gramos.

Las razas puras cultivadas con esmero y cuya producción media es de ciento cincuenta a ciento ochenta huevos, pueden adquirirse con entera confianza, pues fácil es comprender que los individuos que comen y se producen nadie los conserva, y tal sucede en las granjas.

Los resultados obtenidos hasta la fecha, según la contabilidad avícola que hemos examinado, han sido de un veinte por ciento y podrá elevarse a más si se rebaja la ración diaria de alimento que es excesiva, pues a más de mermar las utilidades, perjudican al animal, porque la gallina gorda deja de poner a consecuencia de obstruir el oviducto la grasa acumulada en este órgano en grandes cantidades, siendo muy peligroso para la vida del animal.

Nada hemos de decir de la limpieza que reina en la granja; siendo esto lo que la higiene recomienda es llevado a cabo diariamente y con gran cuidado y a ello se debe que sólo haya habido dos defunciones por enfermedad extraña, pues los ejemplares la traían consigo de Barcelona, donde los criadores no son nada escrupulosos ni formales y remiten animales enfermos y defectuosos.

Recomendamos eficazmente a las personas que deseen renovar sus gallineros, que adquieran los ejemplares aclimatados en las granjas de la Montaña, pues en la actualidad existen las mejores razas de productos y nacidas ya aquí, por lo que la aclimatación y conservación de los ejemplares es muy fácil.

El Cantábrico, Santander, 22-4-1902

Notas

(1) Rosario de Acuña tenía en gran estima al señor Lastra y Eterna a juzgar por los comentarios que le dedica. Tal sucede, por ejemplo, en «Preámbulo» (⇑), el artículo inicial de la serie Conversaciones femeninas (⇑) que publica El Cantábrico a lo largo de 1902, donde afirma lo que sigue:

Considero que hay en la Montaña personalidades verdaderamente eminentes en ciencias naturales y sus derivados (que son la raíz del absentismo) y me apresuro a rendir el primer homenaje de mi admiración y mi respeto, entre los naturalistas, al señor don Augusto G. de Linares, honrosa entidad en la agrupación de nuestros sabios, y entre los avicultores al señor don Pablo Lastra y Eterna; y como de Avicultura llevo algo escrito [Véase ⇑] y como aún he de tratar del asunto, aprovecho esta ocasión para reconocer en el señor Lastra preeminente en esta ciencia, pues con sus escritos sobrios y técnicos, puede hacer de Castelló montañés, es decir, de autoridad irrebatible en Avicultura, que resuelve, con sus lecciones y consejos, todos cuantos conflictos padezcan los que a la Avicultura se dediquen, guiándolos científicamente hacia todo mejoramiento en el asunto; hagamos, pues, de su apellido un lema; sea la Eterna providencia de todos los que en familia nos dediquemos a criar aves.

(2) Aunque la escritora califica a Pablo Lastra y Eterna como experto avicultor –que lo era por entonces, pues fue uno de los promotores de la Sociedad de Avicultores Montañeses y como tal escribe algún que otro artículo en las páginas de El Cantábrico– será en el campo de la apicultura donde años más tarde adquirirá mayor reputación, llegando a ser director de la Granja Experimental de Guarnizo (Cantabria) y habiendo dado a la imprenta varias monografías sobre el asunto.

(3) Este comentario fue publicado originariamente en blog.educastur.es/rosariodeacunayvillanueva el 12-3-2010.




También te pueden interesar


Teodomiro Menéndez Fernández (Oviedo, 1879-Madrid, 1978). Fotografía publicada en 1918182. Amigo Teodomiro
Cierto es que manifestó que no se consideraba socialista en el sentido dogmático y científico de la palabra, pero no es menos cierto que colaboró en algunas de sus iniciativas y que mantuvo buenas relaciones con unos cuantos...




Fotografías de las protestas estudiantiles que tienen lugar en el otoño de 1911 contra Rosario de Acuña137. Yo pago la matrícula
Noviembre de 1888: los universitarios madrileños, apoyados por compañeros del resto de las universidades españolas y de alguna otra del resto de Europa, agradecen a nuestra protagonista el apoyo, en palabras y en pesetas...



Fotografía de la lápida de la tumba de Dolores Villanueva103. La recuperada tumba de Dolores Villanueva
Lo que no estaba previsto era que el tiempo en su pasar actuara como actuó. Que la lápida se fracturara; y que en la oquedad así surgida consiguiera germinar la semilla de un arbusto; y que en su natural crecimiento algunos fragmentos del mármol quedaran aprisionados y ocultos...




Fragmento de la contestación de Carlos Lamo77. Ateneo Familiar: La respuesta de Carlos Lamo
Cuando un grupo de universitarios se dirige a ella ofreciéndole la presidencia honoraria de una sociedad denominada Ateneo Familiar, la escritora —convertida ya en abanderada del librepensamiento y de la masonería— accede...



Un anuncio de los productos de su granja publicado en El Cantábrico37. Huevos para incubar
A lo largo de la última década del siglo XIX la vida cotidiana de Rosario de Acuña va a experimentar un profundo cambio, como consecuencia de las decisiones tomadas años atrás: ha pasado a ser una republicana, masona y librepensadora cuyos artículos...