23 diciembre

50. Homenaje a Rosario de Acuña en Portugalete


Creo que de la lectura del artículo «Homenaje a una mujer ilustre» (⇑), publicado en El Motín en el verano de 1916 y reproducido en esta bitácora semanas pasadas, bien se puede deducir la admiración que por Rosario de Acuña sentía Volney Conde-Pelayo, miembro –como entonces se dijo– de una conocida familia de Portugalete y destacado escritor «radical».

Ignoro si la amistad entre ambos ya existía con anterioridad, pero sí me consta que, al menos, la hubo desde entonces, tanto con Volney como con su familia, pues sabemos que su hermano Ángel y su cuñado José Tejada pasaron unos días durante el verano de 1917 en la casa que en Gijón tenía la escritora (1). Visita que no sé si verían con buenos ojos las autoridades gubernativas asturianas, preocupadas como estaban ante los rumores de huelga general que corrían por entonces y que tan desagradables consecuencias habrían de depararle a la pensadora de El Cervigón, que en el mes de agosto tuvo que soportar dos registros domiciliarios.

Imagen de Portugalete en una fotografía tomada desde Las Arenas (Nuevo Mundo, 2-7-1920)

Lo cierto es que la simpatía debió de ser mutua, pues ambos defendían puntos de vista similares, al menos en cuanto respecta a la defensa de la libertad religiosa y a su beligerancia frente al omnipotente poder que el catolicismo ostenta en España, asunto éste en el que Rosario de Acuña tiene un ya reconocido prestigio de infatigable luchadora y Volney alguna que otra escaramuza notable, como la difundida por la prensa en el otoño de 1917: debe comparecer ante el juzgado de Sestao «por no haberse descubierto al pasar el Viático», según denuncia el capellán del «patronato de obreros amarillos».

En el artículo (⇑) que he citado al comienzo de estas líneas, proponía Volney un homenaje a Rosario de Acuña en desagravio a todas las penalidades sufridas por la escritora en su larga lucha por la libertad. «Hay que hacerlo por dignidad». Para ello solicitaba a algunos destacados propagandistas que se pusieran manos a la obra. No pudo ser, pero él no cejó en su empeño hasta conseguirlo. Fue en Portugalete, en 1920.

Los organizadores pensaron que no había mejor manera de homenajear a la librepensadora que poniendo en escena El padre Juan (⇑), su obra emblemática, cuyas representaciones fueron prohibidas en 1891 por las autoridades gubernativas. A pesar de que la autora no pudo acudir por encontrarse delicada de salud, el público que abarrotaba el Salón Cine Ideal aclamó en repetidas ocasiones a la «ilustre anciana», según cuentan las crónicas del acto, en las cuales se anuncia que la iniciativa no termina ahí, sino que «el drama será representado nuevamente en algunos pueblos de las zonas fabril y minera de Vizcaya».

Rosario de Acuña, que conoce todos los pormenores de la iniciativa llevada a cabo en Portugalete, agradece públicamente el homenaje por medio de una carta (⇑) dirigida a todos y cuantos han participado en la representación:

A todos ustedes les mando, con esta carta, mi fraternal abrazo de afectuosa gratitud asegurándoles que lo que más que sentí al no poder asistir a la representación fue el no poder estar entre ustedes, los intérpretes del drama, guiándoles en lo que vacilaran y secundado, con mi experiencia de vieja, la hermosa actividad de sus juveniles voluntades

Resulta lógico pensar que hiciera extensivo el agradecimiento a Volney Conde-Pelayo, verdadero artífice del homenaje. De no haberlo hecho antes, tendría ocasión de hacerlo meses después cuando el «escritor radical», se trasladó a Asturias para participar en la campaña de propaganda del recién creado Partido Comunista, al que se habría incorporado tras haberse dado de baja en el  PSOE, convencido como está de que «se va apartando paulatinamente de la táctica de la lucha de clases que constituyó su brillante historia», según explica en una carta fechada en Portugalete el 28 de mayo de 1920 y dirigida al director de El Socialista.


Notas

(1) En relación a esta y a otras visitas, se recomienda la lectura del comentario 143. El Cervigón: parada y fonda (⇑).

(2) Este comentario fue publicado originariamente en blog.educastur.es/rosariodeacunayvillanueva el 13-3-2010.




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