Tras la preciosa ilustración con la que Marina Lobo impregna de evocadora belleza la portada de este nuevo libro, recientemente publicado por Impronta (⇑), se encuentran cada uno de los artículos que durante más de un año fueron apareciendo en las páginas del diario La Nueva España con ocasión del centenario (y algunos otros que les precedieron). No falta tampoco su propia palabra, lo cual constituye en mi opinión un auténtico regalo: veinte cartas escritas por su mano que hasta este momento han estado desperdigadas por diferentes archivos y bibliotecas y que ahora, con ocasión del centenario de su muerte, se reúnen en este volumen, mostrándonos una Acuña más íntima y cercana.
Lo que sigue es el texto de la «Introducción» de Rosario de Acuña (1850-1923). Actualidad y legado en el año de su centenario
El 5 de mayo del presente 2023 se cumplieron cien años del fallecimiento de Rosario de Acuña y Villanueva en su casa gijonesa de El Cervigón. Para quien, como es mi caso, lleva ya un largo tiempo dedicado a investigar la vida y obra de esta extraordinaria mujer, el año del centenario de su muerte estaba bien remarcado en el calendario como momento propicio para lograr que fuera más conocida. Al fin y al cabo, eso es lo que se suele hacer en estos casos: recordar algo o a alguien de manera más o menos solemne.
Bien es verdad que la memoria colectiva es un tanto frágil y –cuando no se ejercita convenientemente– se muestra propensa al olvido, ocupada las más de las veces en efemérides más recientes o más deslumbrantes. Pruebas hay al respecto en el caso que nos ocupa. Sirvan las dos siguientes como ejemplo. La una más antigua, de los tiempos oscuros; la otra, más reciente, de los nuevos tiempos.
Resulta que en el transcurso de su vida, doña Rosario llegó a adquirir fama y renombre (por sus obras dramáticas, por haber sido la primera mujer en ocupar la tribuna del Ateneo de Madrid, por su lucha en favor de la libertad de conciencia, en contra de la marginación de la mujer y en defensa de los más desfavorecidos o por sus escritos, ya fueran conferencias, poesías o artículos con pretensiones literarias o propagandistas, publicados en más de centenar y medio de diarios y revistas de España y del extranjero). Resulta también que bastaron unas décadas de intencionado borrado gubernamental para que su nombre pasara a habitar en el amplio universo del olvido y la desmemoria, para que en los sesenta del pasado siglo, cuatro décadas después de su muerte, ya no hubiera casi nadie que se acordara de ella, ni siquiera en el Gijón de sus últimos años, el de su mortal despedida.
Otras son, con toda probabilidad, las razones por las cuales su casa en El Cervigón ha permanecido cerrada durante los últimos años, sin un uso conocido. Quizás sean las mismas que puedan explicar la ausencia de indicación alguna que advierta a quienes por él transitan que lo están haciendo por el tramo del litoral que lleva su nombre, por más que desde 1990 –año en el cual así se acordara en un pleno municipal– se denomine oficialmente Paseo Rosario de Acuña al que discurre desde el Monumento a la madre del emigrante hasta el entronque con la carretera de la Providencia, entonces, o con el Camino de los Tilos, en la actualidad.
Con estos antecedentes en mente y ante la posibilidad de que el centenario de la muerte de la ilustre gijonesa pasara un tanto desapercibido, en la primavera de 2019 escribí «Cuatro años por delante», un artículo que fue publicado en el periódico La Nueva España con el subtítulo «Una llamada a la necesidad de ir programando el centenario de Rosario de Acuña, que se celebra en 2023». Un año después y en las páginas del mismo diario apareció el titulado «Preparando el centenario de Rosario de Acuña».
Por si acaso, por si estas llamadas de atención no hubieran sido suficientes, insistí en el empeño. Gracias al apoyo e interés de Eloy Méndez, redactor jefe y responsable de la edición gijonesa de La Nueva España, el pasado año comencé a publicar una serie de artículos a ella dedicados, con el doble objetivo de mantener activado el aviso de la efemérides y de recordar quién fue esta propagandista de la libertad de conciencia, esta dramaturga, avicultora, poeta, montañera, incansable luchadora contra la sinrazón y las injusticias. Fueron en total treinta escritos, treinta piezas que, quincena a quincena, han ido mostrando los aspectos más destacados de la vida y obra de la librepensadora de El Cervigón.
Me consta que ha habido quien los ha ido guardando, uno a uno, y quien me ha hecho saber que lamenta no haberlo hecho; no faltan tampoco quienes han dado por hecho que terminarían por quedar agrupados en un una única publicación, en un libro…
* * *
Además de los artículos, también se incluyen los textos de tres de las conferencias que he pronunciado en este tiempo, relacionadas las tres con el centenario de su muerte: «Rosario de Acuña, patrimonio colectivo» (Club de Prensa La Nueva España de Gijón, 6 de mayo de 2019); «Una gijonesa ejemplar» (Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón, 19 de enero de 2023) y «El renacer pinteño de Rosario de Acuña» (Centro Cultural Casa de la Cadena de Pinto, 10 de marzo de 2023).
Para terminar, en el último capítulo se recogen algunos de sus escritos, ocultos hasta ahora en archivos y bibliotecas: un paso más en la tarea colectiva de recuperación de su testimonio, iniciada a finales de la década de los sesenta del pasado siglo, cuando Amaro del Rosal, Patricio Adúriz y Luciano Castañón empezaron a recuperar su memoria, tras varias décadas de obligado olvido colectivo.(*) A este primer impulso siguieron otros, destacando los protagonizados por Carmen Simón Palmer, quien en 1991 nos facilitó información sobre el paradero de un centenar de sus escritos, o José Bolado, que logró reunir buena parte de ellos en las Obras reunidas. A pesar de su ardua tarea de investigación, fue consciente de que la tarea no estaba terminada: a día de hoy, en la base de datos que mantengo actualizada con los títulos de las obras de doña Rosario, hay más de setenta que, por una u otra razón, no fueron incluidos en la edición de Bolado. De todos ellos, quizás sean las cartas las que mayor interés puedan tener para los objetivos que se persigue con esta obra, razón por la cual se han incluido veinte de ellas, cuya lectura, a buen seguro, facilitará valiosa información (de primera mano, además) acerca de diversos temas, acontecimientos o protagonistas.
(*) Como quiera que en la sección «Bibliografía» de la página Rosario de Acuña y Villanueva. Vida y obra (http://www.rosariodeacuna.es/bibliog/referida.htm) se muestran las referencias bibliográficas ordenadas por el año de su publicación, resulta fácil observar dos periodos bien diferenciados. El primero concluye en el año 1939 y agrupa varias decenas de publicaciones a ella dedicadas. Tras el periodo de olvido obligado al que me he referido, a partir de finales de los sesenta del pasado siglo ya se constata un renovado y creciente interés por recuperar su testimonio, que se ha visto intensificado en los últimos años, como bien parece probar que su vida y su obra se hayan convertido en el objeto de estudio de diversos trabajos fin de máster o fin de grado en diversas universidades, tanto de España como de otros países.
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