08 mayo

187. Mujeres en la Historia


El pasado domingo, se cumplieron noventa y seis años de la muerte de Rosario de Acuña y hace unos días participé en una actividad organizada por el Club La Nueva España con este motivo. Mi charla tenía por título «Rosario de Acuña, patrimonio colectivo. La recuperación de su valioso testimonio vital» (⇑). Quizás era un tanto largo, pero con él quería dejar bien claro, ya desde el principio, cuál era el contenido que quería transmitir a quienes allí se encontraban: gracias al esfuerzo de un grupo cada vez más numeroso estábamos consiguiendo rescatarla del olvido. 



Conté que, mientras vivió, su nombre aparecía con cierta frecuencia en las páginas de periódicos y revistas al pie de artículos, cartas o conferencias; que era considerada una mujer relevante y que la prensa se interesaba por aquellos asuntos que con ella tenían que ver. Conté también que, tras su muerte, se pusieron en marcha diversas iniciativas para procurar que se mantuviera viva su memoria, pero que todo se fue al traste con aquella sangrienta guerra. Que las autoridades que accedieron al poder por la fuerza de las armas no podían tolerar, de ninguna de las maneras, que siguiera viva la memoria de aquella mujer librepensadora, masona, feminista y republicana. Que el miedo, el silencio y el paso del tiempo acabaron por arrinconar su memoria en el algún recóndito lugar del olvido. Tan eficaz fue el tratamiento empleado, que cuatro décadas después de su muerte casi nadie en Gijón sabía quién había sido. Muchos eran los que habitualmente utilizaban su nombre para referirse a un determinado lugar del litoral, pero pocos los que podía decir algo acerca de aquella desconocida mujer.

Portada del libro
 Todo empezó a cambiar a partir del final de la década de los sesenta del pasado siglo. Gracias a las investigaciones llevadas a cabo en ese tiempo por Amaro del Rosal, Patricio Adúriz o Luciano Castañón, se inició un largo proceso de recuperación de su valioso testimonio vital. A la tarea se fueron incorporando nuevos nombres: Javier Ramos, Mauro Muñiz, Sara Suárez Solís, Luciano Castañón, José Bolado, Pedro Álvarez Lázaro, José Ramón Saíz Viadero, Matilde Camús, Daniel Palacio, María del Carmen Simón Palmer, Elvira María Pérez-Manso, María Dolores Ramos Palomo, María Teresa Álvarez, María de los Ángeles Ayala, María José Lacalzada, Íñigo Sánchez Lama, Christine Arkinstall, Luis Roda, Luis Miguel Piñera, Aquilino González Neira, Antonio Pineda Cachero, Marta Fernández Morales, Esther Zaplana, Sergio Sánchez Collantes, Solange Hibbs-Lissorgues, Ana María Díaz Marcos, Elena Hernández Sandoica, Fátima Coca Ramírez... Gracias a su interés, a sus aportaciones, creo que estamos consiguiendo, al fin, rescatar su testimonio vital del negro olvido.

Cincuenta años después de que Patricio Adúriz se lamentara de que casi nadie sabía quién era Rosario de Acuña, contamos ahora con la posibilidad de seguir el eco cierto de su historia. Tenemos a nuestra disposición buena parte de su obra, ya sea en papel, en las Obras reunidas (⇑), ya sea en la pantalla, en Rosario de Acuña. Vida y obra (⇑). Dispone de espacio propio en el Proyecto Ensayo Hispánico, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y en la Biblioteca Nacional. Contamos con una creciente lista de trabajos que se publican sobre ella A todas las obras ya publicadas, habrá que añadir en los próximos días una más, pues la de Rosario de Acuña es una de las biografías que integran la colección Mujeres en la historia (⇑) que edita el diario El País, compartiendo espacio con Isabel de Castilla, Simone de Beauvoir, Victoria Kent, Marie Curie o Cleopatra. Hace unos meses la coordinadora editorial del proyecto se puso en contacto conmigo para encargarme la obra, y será este próximo domingo, día 12,  cuando se ponga a la venta. Es de esperar que, a partir de entonces, se incremente en varios miles de personas el grupo, cada vez más numeroso, de quienes conozcan quien fue esta mujer ejemplar.




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