24 julio

4. Defendiendo la propiedad intelectual


En 1876  Rosario de Acuña y Villanueva presentaba su candidatura para ingresar en el Parnaso nacional con el estreno de Rienzi el tribuno (⇑).Tras el clamoroso éxito cosechado entonces, muchos quisieron ver en ella la continuadora de la Avellaneda. Quince años después todo ha cambiado:  la prometedora escritora aplaudida y jaleada por la clase literaria española se ha convertido en una conocida activista del librepensamiento que utiliza la pluma como hábil instrumento de propagación de sus ideales. Sus obras, que tiempo atrás contaban con  la simpatía y el apoyo de la mayoría,  provocan ahora el recelo de la gente bienpensante y el aplauso incondicional de los heterodoxos. Así las cosas, en 1891 la escritora quiere poner en escena El padre Juan (⇑) y no lo tiene fácil, pues muchos empresarios se niegan a acoger el drama  en sus escenarios, temerosos de no poder recuperar el dinero invertido en aquella obra de acogida incierta.  La autora no se arredra, ella se hará cargo de todo. Alquila el teatro de la Alhambra, costea la producción, reúne un grupo de actores modestos, dirige los ensayos... A la primera representación no le siguieron otras pues el gobernador decreta la prohibición.

Ni corta ni perezosa, no duda en  salir a la palestra pública para defender lo que es suyo. Nada más conocer la orden gubernativa se dedica a recorrer las redacciones de los diarios más afines, como el republicano La Justicia,  para denunciar la arbitrariedad de la medida.
 
Suelto relativo a la prohibición gubernativa publicado en el diario republicano La Justicia

Una vez que la prohibición fue firme y no hubo manera de continuar con las representaciones, no le quedó otra opción que apelar al público, «al público imparcial», en defensa de su «lesionada propiedad intelectual»  He aquí el comunicado aparecido en El País el 11 de abril de aquel año:

Señor director de El País

Apreciable señor: estimaría de su bondad mandase insertar el siguiente comunicado:


Al público

Habiendo tenido en mis intereses pérdidas enormes por la disposición gubernativa que prohibió las representaciones de mi drama El Padre Juan, cuando tenía vendidas las localidades para la segunda función y, por  lo tanto, compensados en parte los gastos hechos para ponerlo en escena con el aparato requerido, he dispuesto, en beneficio mío, una función en el teatro de la Alambra, para el 12 del corriente abril, poniendo en escena mi drama Rienzi el Tribuno.

Creyendo usar de un derecho legítimo me dirijo al público imparcial, invocando a favor de mi lesionada propiedad intelectual su valiosa protección, e invitándole a que asista a mi beneficio, testificando con su presencia que aun laten almas capaces de protestar contra ciertas vejaciones.

Reconocida a la merced, queda de usted señor director S.S.Q.B.S.M.

Rosario de Acuña



También te pueden interesar


Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer pintado por su hermano Valeriano en 1854 168. El amigo de Gustavo Adolfo
En este apuro recurro una vez más a usted y aun que me duele abusar tanto de su amistad, le ruego que si es posible me envíe tres o cuatro duros para esperar el envío de dinero que aguardamos...





Cabecera del segundo número de La Voz de la Mujer116. La Voz de la Mujer: periódico comunista-anárquico
Un ejemplo de la amplia repercusión que tuvo el testimonio de Rosario de Acuña lo encontramos en La Voz de la Mujer, una publicación editada en Buenos Aires a finales del siglo XIX por iniciativa de un grupo de mujeres de filiación filiación...



Reseña de «El catecismo de la doctrina cervantina» publicada en El País el 8-8-191681. Quijote ortodoxo, Quijote heterodoxo
En 1916, coincidiendo con la celebración del IV centenario de la muerte de Cervantes, aparecen obras que hablan del legado oculto del Quijote. ¿Qué posición ocuparía doña Rosario de Acuña, admiradora confesa de la genial obra cervantina...



Fotografía de José Nakens publicada en Crónica (3-5-1931)70. «Doña Rosario de Acuña», por José Nakens
Ha muerto esta señora; señora en todas las nobles y elevadas acepciones de la palabra. Dejó de latir aquel corazón que tanto amó a los humildes. No hizo daño a nadie y empleó su pluma, su palabra y sus escasos medios pecuniarios en auxiliar...




Álbum de la Mujer, portada13. Una bella poeta de rubios cabellos y azules ojos
Parece ser que Rosario de Acuña comenzó a utilizar los versos para expresar sus emociones siendo aún muy jovencita. Tan prematura debió de ser en esto de la rima que a la edad de veinticinco años nos dice que ya llevaba dieciocho años haciendo versos...