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17 junio

269. Un faro en El Cervigón

 

Hoy es el día señalado para que se constituyan las corporaciones municipales que resultaron elegidas en las elecciones del 28 de mayo. También lo hará la de Gijón. Las veintisiete personas que la integran seguro que son conocedoras de que en este 2023 se cumplen cien años de la muerte de una ejemplar gijonesa llamada Rosario de Acuña y Villanueva; también de las actividades que se vienen realizando en la ciudad con este motivo (y de las que están programadas para los próximos meses). Por si no fuera así y dado que a ellas les corresponderá tomar decisiones acerca de diversos asuntos que quedan pendientes, creo oportuno recuperar en este primer día del nuevo Ayuntamiento gijonés el escrito aparecido en las páginas de La Nueva España hace escasas semanas, la última de las entregas de la serie a ella dedicada (⇑).


 Un faro en El Cervigón

 

El pasado viernes se cumplieron cien años de la muerte de Rosario de Acuña y Villanueva, que falleció en su casa de El Cervigón el 5 de mayo de 1923, como consecuencia de un derrame cerebral que le sobrevino mientras trajinaba por su casa. A pesar de que a la mañana siguiente no apareció mención alguna en los periódicos («Prohíbo terminantemente todo entierro social, toda invitación, todo anuncio, aviso o noticia ni pública ni privada, ni impresa, ni dada de palabra que ponga en conocimiento de la sociedad mi fallecimiento»), la noticia corrió por la ciudad, razón por la cual muchas fueron las personas que se acercaron hasta El Cervigón para rendirle su último homenaje. 

El Cervigón en el primer plenilunio de 2023
 

Aquel primer domingo del mes de mayo amaneció lluvioso, lo cual no fue obstáculo para que numerosos gijoneses, integrantes del pueblo llano, del que vive, como ella ha vivido en los últimos tiempos, en las estrecheces cotidianas, se dieran cita a las puertas de su casa para despedir a aquella vecina ejemplar que, renunciando a las comodidades que su cuna le había brindado, se dedicó a luchar por la libertad de conciencia y a defender a los más desfavorecidos. La lluvia tampoco impidió que fueran muchas las mujeres que, abandonando su reducto doméstico, se echaron a la calle para para decir el último adiós a aquella gijonesa que, «siendo mujer, se atrevió, en España, a vivir como persona y por su cuenta», para testimoniar su gratitud a aquella compañera que había luchado los últimos cuarenta años de su vida por la dignidad de todas ellas.

 El acto de despedida debía de atenerse fielmente al guion que la dramaturga había escrito en su testamento: su cuerpo habría de ser depositado «en la caja más humilde y barata que haya» y conducido en el carruaje más pobre, «en el que no haya ningún signo religioso ni adornos o gualdrapas, de ninguna clase». Lo que ella no había previsto es que ni siquiera el modesto coche que aguardaba en las proximidades resultara necesario. A pesar de la lluvia incesante, el féretro fue portado a hombros por las calles de la ciudad, seguido por un numeroso cortejo. Una vez en el cementerio civil, la comitiva despidió por última vez a quien había sido su ilustre vecina. Allí, en el otro extremo de la villa, en una sepultura en la que no habría de haber «más que un ladrillo con un número o inicial», reposan los restos de esta mujer ejemplar.

Tras su muerte, llegaron los recuerdos y homenajes; pusieron su nombre a calles y colegios, se organizaron veladas, se publicaron sentidos escritos laudatorios... No sólo en Gijón y en otros lugares de Asturias, también en el resto de España; no sólo en los días inmediatos a su entierro, también tiempo después: en 1931 el Ayuntamiento de Madrid acordó poner su nombre a uno de sus céntricos paseos; dos años después el presidente de la República inauguró el Grupo Escolar Rosario de Acuña en la barriada madrileña del paseo de Extremadura, hoy distrito de La Latina.

Todo cambió con la Guerra. Las nuevas autoridades no estaban dispuestas a que se recordara a quien tanto se había significado en pro de la libertad de conciencia y en defensa de la igualdad de mujeres y hombres. Su nombre se cayó de los calles, de los colegios, de los paseos; desapareció de los periódicos, de la mutilada memoria colectiva… Tanto fue así, tan eficaz resultó el borrado gubernativo, que años después apenas había alguien que supiera decir algo de ella, ni siquiera en Gijón, la ciudad en la que vivió los últimos años de su vida, la ciudad que le tributó un cálido homenaje el día de su entierro.

No obstante, hay quien está empeñado en recuperar su memoria (⇑). Amaro del Rosal, un asturiano exiliado en México, que en su juventud había conocido a doña Rosario, lleva un tiempo recopilando materiales con la intención de publicar un libro sobre ella. Entre sus colaboradores en España se encuentra el gijonés Luciano Castañón, quien a finales de los sesenta le informa que ha localizado en Gijón a una anciana que fue amiga de Rosario de Acuña. Además de sus recuerdos vividos, la mujer ha guardado durante décadas algunas de sus cartas, recortes de periódico, fotografías y otros variados recuerdos entre los que se encuentra su famoso testamento.

 Estos documentos son los que permitieron abrir una grieta en la desmemoria. Patricio Adúriz, Javier Ramos y el propio Luciano Castañón llevarán de nuevo el nombre de Rosario de Acuña a los titulares de la prensa. A ellos se unirá posteriormente José Bolado, promotor de una reedición de El padre Juan, y Daniel Palacio, quien publicará una esclarecedora investigación sobre la actividad montañera de doña Rosario. El mayor conocimiento que se va teniendo sobre esta gijonesa ejemplar, será una de las razones que impulsará al Ayuntamiento a comprar en los años ochenta la que fuera su casa en El Cervigón; también para que, tiempo después, aprobara denominar Paseo Rosario de Acuña a un tramo del sendero costero.

Cuando me empecé a interesar por ella, de esto hace ya más de veinte años, ya no era una desconocida, aunque aún quedaba mucho por conocer. En 2005 publiqué Rosario de Acuña en Asturias (anticipo de Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)); en 2007 José Bolado da inicio a su inestimable edición de las Obras reunidas, donde recoge buena parte de su obra, que fue recopilando tras años de búsqueda. A estos trabajos siguieron otros, dentro y fuera de Asturias. A medida que iba conociendo más cosas sobre ella, me di cuenta de que, al tiempo que investigaba, era preciso divulgar cuanto descubría, de ahí que siguiera publicando nuevos libros, de ahí que en 2009 pusiera en marcha la página Rosario de Acuña y Villanueva. VIDA y OBRA (www.rosariodeacuna.es ⇑), y el blog de comentarios que la complementa (⇑). La gijonesa de El Cervigón es cada vez más conocida. Además de la Asociación de Viudas de la República, que lo hizo en los años setenta a propuesta de Paz Fernández Felgueroso, su nombre quedó unido a un instituto de secundaria de la ciudad, a una agrupación coral femenina, a una escuela feminista…

No obstante, en los últimos años asomaron síntomas que parecían indicar que aquel impulso inicial iba perdiendo intensidad: no había ningún rastro del paseo con su nombre, su casa no tenía un uso conocido… De ahí que, ante la proximidad del centenario de su muerte, creí necesario avivar la llama. Hace ahora cuatro años se lo recordaba en un escrito a quienes, tras las elecciones de entonces, iban a integrar la corporación municipal; y en marzo del año pasado, gracias al interés y apoyo de Eloy Méndez, redactor jefe y responsable de la edición gijonesa de La Nueva España, inicié esta serie de artículos con el doble objetivo de mantener activado el aviso de la efemérides y de recordar quién fue esta ejemplar convecina. 

No sé si habrá tenido algo que ver la aparición durante los últimos catorce meses de estos escritos (treinta, contando con el que, a modo de introducción, estuvo dedicado a la estación de Gijón-Rosario de Acuña (⇑) y con este epílogo que los cierra), pero en este año del centenario de su muerte, tal parece que Rosario de Acuña ha recuperado protagonismo en la ciudad en la que quiso vivir y morir. Gracias a la red colaborativa impulsada por Goretti Avello, Adelina Lena y el resto del equipo de la Dirección General de Igualdad, han florecido diversas iniciativas. Tras el calendario y la agenda que habitualmente publican –y que este año están íntegramente dedicados a doña Rosario– han sido editadas también una Ruta cultural Rosario de Acuña y una unidad didáctica (ambas obra de Carmen Suárez), ha habido conferencias, exposiciones (la diseñada por el Fórum de Política Feminista continúa su periplo por diversos institutos gijoneses tras permanecer varias semanas en el Antiguo Instituto)…

Llegado el mes de mayo, el mes del centenario, los actos se suceden. El pasado miércoles en la remozada casa de El Cervigón se inauguró una exposición que pretende acercarnos a su testimonio vital, a su vida y a su obra; dos días después uno de los grupos de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Asturias (ESAD) estrenó en el teatro Jovellanos Rosario Reflejo de Acuña, un atractivo espectáculo dirigido por el profesor Francisco Pardo que, con un montaje sugerente y emotivo, de gran plasticidad y dinamismo, nos va mostrando los hitos más importantes de su biografía, recuperando su pensamiento librepensador y la vigencia de su lucha.

 De todas las actividades en las que, de una manera u otra, he colaborado en este tiempo, quizás las más esperanzadoras e ilusionantes sean aquellas que han tenido por protagonistas a los grupos más jóvenes de nuestra comunidad. Tal fue el caso del encuentro que mantuve con alumnas (la mayoría) y alumnos de la ESAD: querían conocer mejor a doña Rosario y sus intervenciones me demostraron que se habían metido de lleno en el personaje. Lo mismo me sucedió con el alumnado de sexto curso del Colegio Público Príncipe de Asturias: para mi sorpresa, mantuvieron su atención durante casi dos horas de reunión, realizando preguntas muy atinadas, tomando notas y siguiendo con detalle cuanto se decía. Lo dicho: esperanza e ilusión.

Mayo de 2023: mes del centenario, mes de elecciones… Toca pensar en el futuro ¿Qué hará la nueva corporación municipal con la Casa de Rosario de Acuña cuando finalice la exposición? ¿La mantendrá abierta y le dará un uso apropiado?, ¿la cerrará y pasará a estar, de nuevo, sin uso conocido? En cualquier caso, hagan lo que hagan al respecto, estoy convencido de que cada vez serán más los ojos que, al mirar aquella casa, recordarán con gratitud a la gijonesa que allí vivió: todo un ejemplo de honestidad, coherencia y generosidad para quienes aún seguimos en el camino. 

 

La Nueva España, edición de Gijón, 10 de mayo de 2023





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Rosario de Acuña y Villanueva. VIDA y OBRA (⇑)

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05 septiembre

243. Nuevos aliados en las tareas divulgativas

 

A medida que avanzaba en la investigación, a medida que iba profundizando en el conocimiento de su vida y de su obra, me afianzaba más en la idea de que todo aquello había que darlo a conocer, debía de ser conocido. Supongo que fue lo mismo que pensaron quienes me precedieron en esta labor de redescubrimiento: la desmemoria había ocultado durante años un valioso testimonio vital que había que sacar a la luz. Lo había dicho Amaro del Rosal décadas atrás desde su exilio mexicano: era preciso «sacarla del olvido y darla a conocer a la juventud de hoy que tanto necesita de un ideario de libertad, de justicia y de humanismo, que son las tres palabras a las que Rosario de Acuña dedicó su vida...». 


Pronto comprendí que la investigación debía de ir unida a la divulgación. En el otoño de 2004 me propusieron publicar un libro sobre Rosario de Acuña (⇑) destinado al alumnado que terminaba el bachillerato y fue entonces cuando me enfrenté con el dilema. Aunque no tenía concluido el plan que me había trazado, a pesar de tener abiertas varias vías de investigación, contaba con suficiente información, con datos contrastados, que bien podían ayudar a clarificar algunos aspectos de su vida, ocultos bajo la capa que el olvido y la inercia habían tejido durante años. Analicé pros y contras y terminé por aceptar el reto. El resultado fue Rosario de Acuña en Asturias, un libro que tenía por objetivo aproximar el valioso testimonio vital de esta mujer a quienes terminaban sus estudios en el instituto gijonés que lleva su nombre y, por añadidura, a cuantas personas estuvieran interesadas en conocer quién había sido esa mujer y se acercaran a sus páginas. Con los apuntes que sobre su vida en Asturias se dibujan en la primera parte y con la lectura de sus escritos gijoneses (publicados en El Noroeste desde 1909 a 1923) recogidos en la segunda, pretendía contribuir a disipar la borrina que la había ocultado durante tantos años.

Uno de los artículos de la serie publicada en La Nueva España
Desde entonces, fui consciente de que investigación y divulgación podían –y debían– ir de la mano, tan solo era preciso encontrar los mecanismos adecuados. La publicación en formato libro era la forma tradicional de dar a conocer algo. Sus ventajas resultaban evidentes: las estanterías de las bibliotecas las corroboran. Pero también tenía inconvenientes, dos de ellos a tener muy en cuenta: no depende de la propia voluntad, por lo cual el proceso puede alargarse más de lo deseado (pasaron dos años desde que en 2007 di por concluido Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato hasta que fue publicado); además, una vez que está en imprenta ya no se pueden incorporar nuevos datos, nuevas referencias, nuevas actualizaciones, lo que obliga a reediciones o a preparar nuevas publicaciones que completen la anterior.  De ahí que, sin renunciar a las indudables ventajas del libro (ahí están:  ¿Quien fue Rosario de Acuña?El crimen de la calle de Fuencarral; Rosario de Acuña Hipatia (1850-1923). Emoción y razón; Rosario de Acuña), en 2009 abrí dos espacios en Internet que, gracias a la versatilidad propia del medio, me han ayudado a solventar la rigidez del formato papel. Quienes accedan a Rosario de Acuña y Villanueva. VIDA y OBRA (⇑) encontrarán información actualizada sobre los aspectos más sobresalientes de su biografía, los escritos salidos de su pluma y las referencias más recientes de cuanto se haya publicado sobre ella; quienes lo hagan a Rosario de Acuña y Villanueva. Comentarios (⇑) hallarán opiniones y reflexiones –las propias y las, siempre bien venidas,  ajenas– acerca de su trayectoria vital.

Además de los libros y de los espacios en Internet, me pareció que la prensa resultaba un canal muy apropiado para divulgar su mensaje, pues no sólo llegaría a más personas, sino que también quedaba abierta la  posibilidad de que hubiera quien buscara más información sobre ella en los libros y en la Red. Con este objetivo en mente, desde principios de 2006 («Rosario de Acuña, pionera del montañismo en Asturias» se publicó por entonces) fueron apareciendo algunos escritos en la prensa regional, tanto en La Nueva España como en El Comercio

1. La Voz de Asturias

Cabecera de La Voz de Asturias del 8-5-1923 donde aparece un texto de Mario Rey: un emocionado homenaje a la fallecida recordando una visita reciente a su casa en El Cervigón

 Esta cabecera casi centenaria que, tras su cierre en 2012, resurgió tiempo después en formato digital con un crecimiento constante de su audiencia. En los primeros días del mes de mayo de 2021, en vísperas de cumplirse el IIC aniversario de su muerte, me puse en contacto con Ángel Falcón, director del diario digital La Voz de Asturias, y acordamos que periódicamente les enviaría un escrito sobre Rosario de Acuña. Selecciono entre los comentarios incluidos en este blog aquellos que considero más interesantes y, tras someterlos a un necesario proceso de adaptación (tamaño, contextualización...), se los fui enviando cada tres o cuatro semanas. He aquí el resultado: pulsando en el enlace podéis acceder a los  diecisiete artículos publicados (⇑)

 

2. La Nueva España

Casi un año después es el diario La Nueva España el que toma el relevo en las tareas divulgativas. Eloy Méndez, responsable de su edición de Gijón, me confirmó que, con vistas al  centenario de la muerte de nuestra protagonista que tendrá lugar en 2023 y con periodicidad quincenal (lunes alternos),  habría un espacio reservado en sus páginas, para que su audiencia pudiera conocer un poco mejor a esta ilustre gijonesa que en vida se llamó Rosario de Acuña Villanueva.

Tras «Estación de Gijón - Rosario de Acuña» (⇑), publicado a finales de marzo de 2022 y que puede considerarse el inicio o prólogo de la serie, fueron apareciendo los siguientes:

 

«A caballo por León, Asturias y Galicia»  
11 de abril de 2022
 
 
 

 «Sorpresa en el teatro» (⇑) (25-4-2022)

 «¡Justicia!... ¡Justicia!... ¡Justicia!» (⇑) (9-8-2022)

 

«Remendando pingos»  
23 de mayo de 2022
 
 
 

 «Sin contar con la mujer... ¡Imposible!» (⇑) (6-6-2022)

 «Tragedia en el acantilado» (⇑) (20-6-2022)

 

«No los maten, por favor»  
 4 de julio de 2022
 
 
 
 

 

«Un paraíso llamado Asturias»  
15 de agosto de 2022






«Igualitaria y laica»  
26 de septiembre de 2022
 


«Dos mujeres y un santuario» (⇑) (10-10-2022)

 «Arriba, en la montaña» (⇑) (24-10-2022)

 
 
«Al exilio para evitar la cárcel 
8 de noviembre de 2022

 

 

«Luchando por la libertad de conciencia» (⇑) (21-11-2022)

 

«Huevos para incubar»  
19 de diciembre de 2022
 
 
 

«Abrazo fraternal al pueblo portugués» (⇑) (2-1-2023)

«Delitos y delincuentes» (⇑) (16-1-2023)

 

«Abiertas de par en par»  
30 de enero de 2023

 

 

«El Diluvio y la Universidad» (⇑) (13-2-2023)

 «Las mujeres, sus hermanas» (⇑) (27-2-2023)

 

«En el punto de mira de las autoridades»  
13 de marzo de 2023

 

 

«Nominada para la Academia» (⇑) (27-3-2023)

«Prohibida la noche del estreno» (⇑) (10-4-2023)

 

«¿Quieres ser mi ahijado?»  
24 de abril de 2023



«Un faro en El Cervigón» (⇑) (8-5-2023)

 


Pulsando aquí (⇑) encontraréis en un solo documento PDF todos los artículos publicados en  La Nueva España.





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